La vida fluye a través de ti: Entrevista a Robert Dilts

ENTREVISTA ROBERT DILTS

ESTAR CONECTADO SIGNIFICA QUE LA VIDA FLUYE A TRAVÉS DE TI.
El nombre de Robert Dilts está ligado de manera indispensable a lo que hoy día se conoce como Programación Neuro Lingüística. Desde los primeros tiempos de la PNL, en los ya lejanos años 70, Robert estuvo implicado en los desarrollos que junto con Bandler y Grinder se conocerían más tarde como PNL. Nacido en California hace medio siglo, en aquella época era un joven estudiante interesado por los avances en la psicología y en los estudios de la comunicación humana. El famoso antropólogo y estudioso Gregory Bateson fue uno de sus mentores y, junto a los mencionados Bandler y Grinder además de muchos otros colaboró en la creación de los patrones más eficientes de la PNL.

Autor de más de 25 obras sobre la especialidad, Robert Dilts es un conferenciante de prestigio que viaja por todo el mundo mostrando su trabajo. Meticuloso y procedimental, Dilts ha estudiado en profundidad el comportamiento humano, incidiendo en lo que él llama “modelado”. Es decir, el estudio profundo de cómo hacen las cosas las personas. Precisamente, la PNL surgió del modelado de tres prestigiosos y eficaces terapeutas, Milton Erickson, un famoso psiquiatra e hipnoterapeuta, Fritz Perls, creador de la Terapia Gestalt y por último de Virginia Satir, la creativa terapeuta familiar. Como consecuencia del estudio de estos terapeutas se describieron pautas para mejorar en el campo de terapia que han sido enseñadas por Robert en todo el mundo.

Hoy dia, treinta años después, con motivo de su visita a Barcelona, Robert Dilts nos habla de su trabajo, sus pensamientos y su modo de ver el mundo en el seminario “Fluyendo a través de las Transiciones”.

Tuvimos oportunidad de conversar con él y accedió amablemente a compartir con nosotros sus opiniones y experiencias.

1.- Existen muchas maneras de abordar las dificultades pero, ¿Porqué alguien elegiría la PNL para estar bien?

Dilts: Uno de los puntos fuertes de la PNL es que es muy práctica,

porque se centra en los procesos y eso permite que las cosas se puedan hacer paso a paso y que la gente pueda seguirlos fácilmente. Creo que una de las cosas buenas de la PNL es que ofrece herramientas que la gente puede utilizar, son herramientas que permiten a las personas cambiar su vida, o bien les ayudan a conseguir lo que es su visión o a solucionar sus problemas. La PNL cubre un gran abanico de posibilidades, algunos terapeutas usan PNL, algunos directivos de organizaciones usan, PNL, maestros usan PNL, coaches usan PNL, deportistas usan PNL, como tú sabes, muchos profesionales la usan y eso me hace pensar que es bueno y útil.
2.-¿Qué requisitos debe tener un practicante de PNL para que lo podamos consultar? ¿Qué me recomiendas que tenga en cuenta si voy a trabajar con una persona que conoce la PNL?
Dilts: Es una pregunta muy difícil de responder, si tenemos en cuenta que cada persona es un ser individual. Creo que es importante el tipo de relación que va a establecer, es muy importante que sintonice contigo.

Es vital que la persona domine los aspectos de la PNL, pero tú debes tener en cuenta tus necesidades. Es posible que un profesional se presente como terapeuta, coach, consultor, profesor, etc… ¿Pero qué necesitas tú? Es bueno que sepas en que ámbito se mueve ese profesional y si conoce el ámbito de tus necesidades. No solo te preocupes del currículum que esta persona tenga en PNL, sino también de la experiencia que tenga esta persona en el área que te preocupa.

La gracia está en que la persona encaje en lo que tú necesitas.

No importan mucho los certificados que tenga en PNL, lo importante es que puedas explorar a esta persona en una dimensión más relacional y que te des permiso para actuar en consecuencia.
3.- ¿Cómo podemos definir de manera sencilla la PNL? ¿Cómo se lo explicaríamos a un niño?
Dilts: Muchas veces se lo explico a mis propios hijos. Para mi

hay una definición simple, la PNL es la manera en que como piensas y como hablas afecta a cómo actúas. Como piensas, hablas y actúas son procesos sistémicos en constante interacción, son cosas que están conectadas.

La manera en como esto funciona puede ayudarte a conseguir la PNL.

4.- OK, has definido lo que es, pero…¿Qué no es PNL?
Dilts: Oh, es una buena pregunta. Inicialmente la PNL fue definida como el estudio de la experiencia subjetiva humana. Según esta definición, cualquier cosa que entra en los parámetros de la experiencia humana es PNL. No obstante, esta idea de “estructura de la experiencia” es importante pues permite comprender como todo se relaciona. La neurología, el cuerpo, el lenguaje, nos permiten examinarlo prácticamente todo con la PNL, con unos filtros específicos. Es decir, con una manera específica de pensar. Teniendo en cuenta que usamos filtros neuro lingüísticos y estos filtros son inherentes al ser humano, no son muy teóricos, son experienciales. Pienso que eso es parte del éxito de la PNL en el mundo entero, porque tenemos una neurología que es igual en todos lados. La PNL nos permite entenderla y usarla. Eso no es nada abstracto. Trabajamos con la experiencia de la persona, lo que cree como real.
5.- Quisiera que te arriesgues un poco, quiero hacerte preguntas prácticas…
Como consultor, como experto en PNL ¿Qué le dirías a alguien que no está muy contento consigo mismo?
Dilts: Creo que para empezar,

me alegraría de que no estuviera muy contento consigo mismo, creo que este mundo es un bonito lugar para crecer y creo que de las muchas personas que he conocido, ninguna estaba realmente satisfecha al cien por cien consigo misma. Creo que todos tenemos cosas en la que mejorar.

Sería más peligroso si la persona me dijera que está del todo satisfecha con ella misma, que ya no tiene que crecer ni mejorar. Le diría, me parece bien que no estés contento, pero esa no es la cuestión,

la cuestión es ¿qué haces cuando no estás contento contigo? ¿Tienes rabia contigo? ¿Qué es lo que haces con eso?

Virginia Satir, que fue una de las primeras personas que fue estudiada por los creadores de la PNL, gran terapeuta creadora del concepto que hoy usamos en todo el mundo, la autoestima, solía hacer dos preguntas a sus clientes, la primera al hablar del problema era, ¿Cómo te sientes con eso? tal vez el cliente respondía –estoy insatisfecho-, entonces Virginia preguntaba ¿Y cómo te sientes, sintiéndote insatisfecho? Este segundo sentimiento es importante. ¿Cómo te sientes sintiéndote así? La gente puede decirte, eso me hace estar deprimido, o curioso, o excitado, cada uno es diferente de modo que le preguntaría a alguien insatisfecho: ¿Qué piensas hacer sobre esto? La primera pregunta debería ser: ¿qué es lo que deseas? ¿Qué quieres sentir? Me gusta sentirme como un conductor de taxi, cuando estoy con una persona…¿Dónde quieres ir? Si me dice, quiero estar satisfecho, entonces digo ¡Bien! Solo hemos de encontrar la manera de hacerlo y eso no es un gran problema.
6.- ¿Qué podemos hacer cuando una persona se siente sola, alguien que no tiene pareja?
Dilts: Creo que hay mil maneras de ayudar a alguien cuando se siente solo. Una de las primeras cosas a saber es porqué está solo y qué le gustaría hacer. Si quiere tener amigos, ¿Qué clase de capacidades tiene? ¿Qué clase de recursos cree que le faltan? Nuestro modelo se resume de manera muy simple, ¿cuál es su estado en este momento? ¿Cuál es el estado en que le gustaría estar? y ¿qué recursos tiene o le faltan para conseguir eso?

¿Qué necesito para sentirme conectado con los demás? En PNL existen un universo de habilidades de comunicación que se pueden poner en práctica.

Es posible que la persona no crea en si misma, que tenga un tipo de pensamiento así…no soy interesante, no me aceptan, etc., igual tiene un tipo de bloqueo como un miedo que le impide comunicarse con los demás. Se pueden trabajar muchas de esas cosas con la PNL. Los miedos, las inseguridades, ese tipo de bloqueos relacionales de manera efectiva y me atrevería a decir que rápida.
7.- Has hablado a lo largo de estos días de una idea con la que trabajas siempre, la llamas “intención positiva”, ¿Qué es eso? ¿Cómo puede resultar útil?
Dilts: Creo que uno de los conceptos más transformacionales de la PNL, postula que detrás de cada comportamiento, pensamiento, creencia, tiene un propósito positivo. Es decir, pretende algo bueno para nosotros. Todos los organismos cumplen este requisito, tienen un propósito benévolo orientado a la supervivencia y a garantizar la tranquilidad de la especie. Como profesional busco cuál es la fuente de la que mana cualquier pensamiento, idea, comportamiento y suelo encontrar una intención buena en esa fuente.

¿Cuál es la intención de fumar? por ejemplo la persona quiere tranquilizarse, estar relajada o concentrada y ese es el origen del comportamiento. Hay que respetar eso para poder cambiarlo. Es una idea sorprendente, pero es así.

Cuando tenías tres años las opciones que tenías para protegerte eran muy limitadas, luego creces y mantienes esas opciones sin saber que tienes muchas opciones más.
8.- ¿De donde surge esa idea? ¿Es una creación tuya, de dónde viene?
Dilts: Creo que la idea de la intención positiva nace con la PNL, pero conecta con diferentes ideas previas como la teoría de los sistemas o la cibernética. Todos los sistemas tienden a mantener un equilibrio, la homeostasis. Buscan preservarse incluso cuando pretenden crecer o cambiar. Virginia Satir siempre buscaba la función de los comportamientos y ella fue inspiradora para mi en este concepto.

No mires el comportamiento, mira lo que hay detrás, ¿para qué haces esto? ¿Qué hace esto para tí?

No tiene mucho sentido enfadarse con el comportamiento o con tu pensamiento, es mejor buscar cuál es la función que pretende cubrir y luego buscar otras alternativas más agradables para satisfacer eso.
9.-Siempre se ha dicho que Bandler y Grinder desarrollaron la PNL inicialmente pero, ¿Qué opinan ellos del trabajo de Robert Dilts ahora? ¿Tienes feedback sobre eso?
Dilts: No sé muy bien. Creo que ellos aprecian mis contribuciones, suelo hablar con ellos a menudo. Y están al tanto de lo que hago. Hace apenas tres días hablé con John Grinder y me dijo cosas buenas, el propio Richard sabe que mi intención es la de desarrollar la PNL y hacerla popular. En el ámbito personal, ellos me aprecian mucho, tengo suerte de ser su amigo.
10.-El modelo de los niveles neurológicos ha sido revisado por algunos profesionales del pensamiento humano y ha sido encontrado como muy operativo. Sin apenas fallos. ¿Cómo se te ocurrió desarrollar esta idea?
Dilts: La verdad es que las ideas sobre los diferentes niveles de aprendizaje de Gregory Bateson fueron inspiradoras para mi modelo. Estudié con él los diferentes niveles de procesamiento de la información y aprendizaje de las personas, y también de los animales, aunque yo realicé otra formulación. Me interesaba llegar a una manera pragmática de utilizar ese conocimiento.

Me di cuenta de que las personas sabían lo que tenían que hacer, pero no lo hacían o se sentían incapaces de hacerlo. Eso me hacía pensar en los diferentes niveles. Era como si las personas pudieran hacer algo a un nivel, pero no a otro. Me interesaba saber como organizar eso. Según como hablaban y se comportaban empecé a separar los qué de los cómo, de los porqué, etc. y así fui creando este modelo para reorganizarlo con las personas.

La idea de niveles era de Bateson y yo tuve la suerte de organizarlo con las personas.
11.- Dentro de este modelo de los niveles neurológicos hablas del nivel espiritual ¿En qué grado presentan (cuántas) las personas dificultades a este nivel espiritual?
Dilts: Definimos este nivel espiritual como el nivel donde estamos conectados con algo que es más grande que nosotros mismos. Tiene que ver con la cualidad de pertenecer a algún lugar, a alguna cosa por encima de tí. Es el nivel donde se sitúan muchas personas que manifiestan adicciones, por ejemplo. Esta falta de conexión a un sistema mayor puede conllevar la necesidad de consumir o abusar de sustancias. Sentirse deprimido también puede ser una manifestación de problemas a este nivel, una persona deprimida está sintiendo una falta importante de conexión con lo que le rodea, eso puede reportarle problemas a nivel de identidad; pensar cosas como: “no valgo nada” “no le resulto interesante a nadie” “nadie me quiero” o incluso “no soy capaz de querer, no merezco vivir”. Estos problemas de la vida pueden ser resueltos conectando con la sensación de pertenencia a algo mayor a nosotros. Un enfermo terminal puede preguntarse por el propósito de lo que le ocurre, es importante que se inunde en la sensación de pertenecer a algo mayor, sentirse dentro para poder trascender. Los problemas de las transiciones de la vida, están a este nivel espiritual,

¿cuál es el propósito de mi vida? ¿A dónde me propongo ir? ¿Quién soy? Es importante saber que la vida es algo que pasa a través de mi. Hay que dejar que fluya y sentirse en conexión con lo demás, cuando perdemos esta conexión, la vida deja de fluir. Se convierte en sufrimiento.

Hablando Claro con la Dra. Joanna Moncrieff

Entrevista a Jane Moncrieff
Joanna Moncrieff es una psiquiatra controvertida, hace unos años empezó a mover conciencias con su primer libro llamado «El mito de la cura química”. Durante este tiempo, la Dra. Moncrieff ha investigado con profundidad los estudios que se han realizado sobre los diferentes tipos de psicofármacos y ha puesto en marcha estudios rigurosos acerca de cómo estos medicamentos afectan a los pacientes. Los tratamientos y seguimientos que realiza con pacientes que padecen trastornos psicológicos la ha llevado a exponer sus teorías acerca de cómo la industria farmacéutica ha influido en el pensamiento de los médicos y los pacientes para poder aumentar y garantizar su éxito a la hora de vender sus productos.
Profesora de Psiquiatría en el University College de Londres, ejerce también la práctica clínica. Es fundadora y presidenta de Critical Psychiatry Network, entidad que agrupa a psiquiatras que se oponen al modelo biologicista tradicional y su enfoque de coacción sobre el paciente. A pesar de que puede parecer una mujer frágil, critica con determinación el uso excesivo de los medicamentos psiquiátricos y denuncia la influencia negativa de  la industria farmacéutica sobre los médicos y sus pacientes.
Ha visitado nuestro país con motivo de la presentación de su segundo libro publicado titulado: “Hablando Claro”. En él sigue explicando su visión acerca de los medicamentos psicoactivos y alentando a sus lectores a ejercer una opinión activa y crítica frente a la prescripción masiva de estos tratamientos. Aprovechando su presentación en el Colegio de Médicos de Catalunya, Cuerpomente la ha entrevistado para poder conocer más a fondo su trabajo y sus opiniones. La Dra. Moncrieff esuna mujer decidida y su mirada transparente nos indica que es una profesional comprometida con el bienestar de sus pacientes.
CM: Dra. Moncrieff ¿cómo le vino la idea de escribir este libro?
JM: Bueno, la verdad es que siempre he sido muy observadora y curiosa, ya cuando estudiaba medicina, durante mi residencia de psiquiatría, me daba cuenta de que algo no cuadraba entre lo que me decían mis profesores y los libros que leía y lo que observaba en los pacientes. La cuestión era que cuando los miraba, solía ver a personas que actuaban como zombies y me preguntaba si realmente eso era lo que pretendíamos ver como la cura de una enfermedad, todo eso me resultaba contradictorio. No veía a la gente curada, la veía aturdida.
CM: ¿Qué ocurrió entonces?
JM: Empecé a leer mucho sobre esto. Descubrí muchas cosas que relato en mi libro. Estudié artículos científicos e investigaciones sobre cómo los fármacos afectaban a las personas. Luego empecé a promover algún estudio con el que empecé a emitir mis propias opiniones.
CM: ¿Cuándo empezó a pensar diferente del resto de sus colegas?
JM: Ahora que lo pregunta, nunca me había detenido a pensar cómo empecé a prestar atención a esas cosas. Quizá al tener en cuenta el efecto placebo, comparando los resultados con el efecto placebo me sorprendí al ver que los resultados no estaban siendo demasiado significativos. Cuando tomaban los tratamientos veíamos cambios en los pacientes, pero no siempre eran los esperados. Por ello, empezamos a pensar que en realidad el fármaco provoca estados que son diferentes a los trastornos sobre los que actúan. No hacen aquello que se suponía que deben hacer. Según el pensamiento tradicional, el medicamento debía restablecer un equilibrio químico. Sin embargo no tenemos pruebas de que eso ocurra.
CM: ¿Entonces qué es lo que ocurría?
JM: Los medicamentos crean un estado diferente al que el paciente tiene. Si hacen eso, no podemos pensar que la persona tiene el trastorno, tiene otra cosa. Algo creado por el fármaco que no es la normalidad. Como consecuencia de esas observaciones cambiamos el foco de atención de la enfermedad a los efectos creados por el medicamento. Al hacer eso, todo cambió y nos dimos cuenta de que esos fármacos podrían ser perjudiciales.
CM: Los médicos prescriben a sus pacientes estos medicamentos argumentando que curan las patologías que sus usuarios padecen. Dicen que estos productos proporcionan al cerebro sustancias químicas de las que el cerebro carece. ¿El mito de la cura química?
JM: Si, Hay muchos médicos que dicen eso. Toma esta droga, dicen, puesto que tienes falta de serotonina o cosas así podemos presuponer que entonces la cura a través fármaco viene al restablecer el nivel de la química cerebral, sin embargo eso no funciona de ese modo. Para explicar cómo funciona, veamos, por ejemplo, el caso del alcohol. Es popularmente conocido que tomar un par de copas puede ayudar a una persona tímida a desinhibirse y poder mantener una conversación. En muchos casos, la persona tímida, puede sentir, tras tomar cierta cantidad de alcohol que es una persona mucho más interesante. Sin embargo, a nadie se le ocurriría argumentar que el alcohol cura la timidez, ¿verdad? El alcohol crea un estado alterado que “tapa” la dificultad, pero que puede generar problemas posteriores graves, ¿no cree?
CM: En ocasiones, la gente que toma estas medicinas, no se reconoce a sí misma ¿Pueden tener estos fármacos efectos indeseables?
JM: Si, por supuesto. Los psicofármacos afectan de muy diversas maneras al sistema nervioso de las personas. En ocasiones, esa afectación es mejor que el trastorno que la persona padece, pero en otras no es tan eficaz. Queremos decir que, el efecto del psicofármaco es la creación de un estado que se solapa con el del paciente, esa es la idea del modelo centrado en el fármaco. La pastilla genera un estado alterado que tiene ventajas pero que también puede tener grandes inconvenientes. La mayoría de los usuarios de estos fármacos no son conscientes de crean estados alterados. Algunos de ellos son tan tremendos que no justifican su utilización puesto que son peores que el propio trastorno que pretenden tratar.
CM: ¿Significa eso que los pacientes desconocen el impacto real de esos tratamientos?
JM: Es conveniente saber que muchos pacientes, cuando dejan de tomar esos productos es cuando se dan cuenta realmente de cuán alterado estaba su estado de conciencia mientras consumían el fármaco, y sienten un tremendo efecto de carencia del producto que se confunde con una recaída. Esta recaída justifica de nuevo el tratamiento con el fármaco. Se convierte en un bucle que puede ser pernicioso. La persona se siente mal, se le prescribe un tratamiento que crea un estado alterado de conciencia pero cuando deja de tomarlo, la persona sufre un efecto rebote, es decir, tiene un empeoramiento en su estado que puede ser causado por la carencia del fármaco. Esta recaída justifica de nuevo la utilización de fármaco, puede que hasta en mayor dosis, creando así la posibilidad de una cronificación.
CM: ¿Cuál es, entonces, el origen de este enfoque terapéutico?
JM: La industria farmacéutica tuvo mala prensa cuando la gente empezó a hacerse adicta a algunos medicamentos. Por ello tuvo que pensar en nuevas justificaciones que permitieran a la gente tomar medicación. Creó la gran idea de que tu cerebro carece de ciertas sustancias y que para poder subsanar el problema había que consumirlas. Sin embargo todo eso carece de fundamento, como demuestro en mi libro. No es cierto que, por ejemplo, una persona que está aquejada de depresión carezca de ciertos niveles de serotonina. No se ha demostrado que eso sea así. Lo que se ha demostrado en cierta manera es que tomando un antidepresivo la persona tiene un estado alterado de conciencia que se solapa con su depresión. Ese nuevo estado no podemos llamarlo depresión, pero tampoco es una recuperación completa e ideal. Tomar un antidepresivo no equilibra tus niveles de serotonina, solo enmascara la depresión.
CM: Entonces ¿No hay que tomarlos?
JM: No digo eso, en ocasiones el nuevo estado es más interesante que el anterior para el paciente. Por ejemplo, algunos tranquilizantes, pueden ayudarte puntualmente para sobrellevar situaciones. Pueden permitir que la persona enfrente el problema más eficientemente. ¿Por qué no tomarlos, si son útiles? La cuestión es en que el usuario de un producto como ése desconoce toda la información acerca de los efectos secundarios, el efecto rebote, o peor aún no se le ha dicho nada acerca del efecto que causará la retirada del fármaco si la persona se encuentra mejor, que en algunos casos es un puro síndrome de abstinencia.
CM: ¿Pueden provocar “adicción psicológica”?
JM: Por supuesto. Ése es uno de sus peores efectos. Las personas que toman medicación, por definición, empiezan a desconfiar de ellos mismos y de su capacidad para enfrentar situaciones sin ella. Algunos psicofármacos pueden convertirse en una falsa ayuda. La persona que, por ejemplo, enfrenta una reunión tomando una pastilla puede llegar a la conclusión de que sólo si consume ese producto puede enfrentar dicha reunión. Muchos estudios muestran que una buena psicoterapia puede ser de más ayuda que un tratamiento con psicofármacos.
CM: ¿Cómo ven sus colegas sus propuestas? ¿Tienen aceptación?
JM: Poco a poco voy dando a conocer los resultados de mi trabajo. Hay controversia y las opiniones son diversas. Muchos están en desacuerdo conmigo, pero algunos de mis compañeros psiquiatras se muestran interesados en privado pero suelo ser ignorada. Afortunadamente hoy en día, cada vez hay más profesionales comprometidos con nuestro enfoque y eso nos ayuda a estar esperanzados con el futuro.
CM: Imaginemos un escenario sin tanta medicación ¿Qué es lo que sugiere que podemos hacer con alguien con una depresión moderada, por ejemplo?
JM: Es importante contar con todas las personas que están involucradas, la familia, los médicos, pero lo que es crucial es encontrar lo que a esa persona le sucede. Cuando ponemos una etiqueta, como por ejemplo la depresión, convertimos a la persona en una foto fija. ¿Qué es lo que le pasa? Sin duda, ese es un trabajo esencial. Ayudar a un ser humano a ver qué es lo que tiene que mejorar o cambiar en su vida. Una pastilla no va a cambiarle la vida y sabemos que no va a devolverle ningún equilibrio químico. Necesitamos actuar con la intención  de hacer que la persona sea responsable de su vida.
CM: En el libro habla de dejar la medicación cuando no ha resultado útil o cuando hay una mejoría evidente ¿Usan en su centro algún enfoque especial para “desintoxicar” al paciente que ha sido tratado durante mucho tiempo?
JM: Cada persona tiene necesidades diferentes, tenemos pacientes que han precisado de meses, incluso años, y nos adaptamos al tipo de problema que tienen y pueden ser tratados de manera puntual. Por ejemplo, pacientes graves con esquizofrenia, deben de ser tratados con mucha delicadeza al retirarles la medicación y debemos estar pendientes de su evolución por si necesitan ser apoyados farmacológicamente durante un episodio de recaída. Sin embargo, es vital para nosotros estudiar cada caso para poder comprender que causa el trastorno de nuestro paciente para poder ajustar todo el tratamiento a cada individuo.

M: ¿Qué encuentran principalmente cuando estudian esos casos?
JM: Es increíble el número de personas jóvenes que visitamos que padecen trastornos importantes como resultado de un uso de drogas “recreativas” como el cannabis, las anfetaminas y sus derivados. Muchos jóvenes quedan atrapados en un tipo de trastorno grave como consecuencia de consumos de sustancias psicoactivas. La cuestión es que son tratados por fármacos tan potentes que pueden cronificar su situación. Los estados generados por este tipo de medicación son tan alterados que impiden que el paciente pueda hacer una vida normalizada. Tal vez, esta nueva situación permita a sus familias gestionarlo mejor, pero vemos muy a menudo como estos casos son empeorados con algunos de estos tratamientos.
CM: ¿Qué hay sobre los tratamientos naturales? ¿Qué tipo de experiencia tienen con ellos?
JM: Bueno, no tratamos a nuestros pacientes con un tratamiento específico. Lo más importante es que aprendan a llevar una vida saludable. Una revista como la suya, sin duda aporta información sobre como mejorar algunos aspectos de la salud. Una buena alimentación es vital, conseguir una vida libre de estrés y hacer actividades que permitan a la persona mejorar su autoestima. Esto, claro, depende de cada caso, y no tenemos una recomendación estándar, escuchamos a nuestros pacientes y los alentamos a tener una vida sana. Tener capacidades para gestionar la ansiedad es algo que se ha mostrado útil, practicar ejercicio y, sobre todo, encontrar actividades donde el paciente se sienta útil.
CM: Cuando hablamos de medicación y de trastornos hay que hacer un punto y aparte para hablar de los niños. Hoy en día todos escuchamos sobre los trastornos que aquejan a las criaturas, pero sobretodo parece que la hiperactividad y el déficit de atención van al alza. Los médicos intentan controlar estos trastornos pero ¿Cuál es su opinión sobre este tema?
JM: Bueno, no creo que en España sea muy diferente que en Inglaterra. No parece que los entornos escolares sean muy propicios para niños que sean muy movidos, dispersos o que puedan tener necesidades específicas. Intentar controlar a los niños dándoles anfetaminas no nos parece muy buena idea. La falta de flexibilidad del sistema educativo y la vida estresada de muchas familias son un potente caldo de cultivo para trastornos de este tipo. Necesitaríamos grupos más reducidos y mayor variedad de enfoques educativos, sin duda alguna.
CM: Un conocido psicólogo, experto en salud infanto-juvenil, suele decir que hay muchos críos que se curan en septiembre, con el cambio de profesores.
JM: Claro. Es una visión inteligente pero no hay que olvidar que la industria presiona mucho puesto que los tratamientos logran generar estados en los niños en los que los niños están quietos y atentos a las explicaciones. Debo decir, no obstante, que no hay evidencias de que la hiperactividad sea una enfermedad en estricto sentido de la palabra, por tanto hay muchos casos en los que se está prescribiendo un tratamiento que no es necesario y que causa muchas secuelas a las personas que los consumen.
CM: Pues parece que cada vez hay más trastornos que pueden diagnosticarse
JM: Esa es una estrategia de la industria farmacéutica. Equiparan un síndrome, que no es más que una agrupación de síntomas, a una enfermedad. Un síndrome de ataque de pánico, por ejemplo, no es una enfermedad. Creo que tiene que ver con un complejo de inferioridad de los psiquiatras.
CM: ¿Complejo de los psiquiatras?
JM: En el inicio de la psiquiatría no existían los fármacos y los trastornos mentales se trataban de manera muy rudimentaria, con internamientos en centros cerrados y terapias de choque. Eso consideraba la psiquiatría como una disciplina poco avanzada y casi policial. El diseño de estos fármacos y la creación de nuevos trastornos ha potenciado la percepción de la psiquiatría como una disciplina muy científica. Ha disparado la autoestima de los psiquiatras.
CM: Frente a este poder de la industria y de una visión como la que impera ¿Qué podemos hacer?
JM: Como titular periodístico podríamos decir que lo importante es saber que frente a la industria farmacéutica y el lobby médico el paciente tiene derechos. Sería ideal si los facultativos pudieran informar sobre las potentes drogas que prescriben. Informar sobre los efectos que cabe esperar de esa medicación.
CM: ¿Cómo podemos ejercer esos derechos?
JM: Debería existir un diálogo médico-paciente sobre las consecuencias a medio y largo plazo de esos efectos y  sobre los devastadores resultados del consumo de estas sustancias. Los pacientes y sus familias deben preguntar acerca de los fármacos y de cómo afectarán a sus vidas. No debemos olvidar tampoco las dificultades relacionadas con el hecho de dejar de tomar este tipo de fármacos y de cómo abandonar un tratamiento crea problemáticas que pueden ser confundidas con recaídas. Tomar psicofármacos es un asunto de gran importancia y debemos tener precaución y conocimiento antes de entrar en un tratamiento de este tipo. A todos nos gustaría poder dar con una pastilla mágica que arregle nuestro sufrimiento, pero no existe ese tipo de pastilla por el momento. Existe el sentido común de los profesionales y sus pacientes.

 

Joanna Moncrieff

Entrevista a Bernardo Ortín

CUENTOS QUE CURAN
Bernardo Ortín, Dr. en Filosofía, terapeuta y formador de Programación Neuro Lingüística, es autor de uno de los libros con más éxito en el ámbito de los relatos terapéuticos. Su libro “Cuentos que Curan”, surgió como resultado de los talleres y cursos que sobre PNL, terapia y cuentos hipnóticos viene dando desde hace 20 años en su centro en la ciudad de Valencia. Cada año suele venir a la Ciudad Condal, invitado por el Centro de Terapia Breve de Barcelona para impartir sus enseñanzas a un nutrido grupo de terapeutas, educadores, y personas interesadas en esta especialidad.
Conversamos con Bernardo Ortín acerca de su trabajo, su libro y sus ideas sobre los relatos.  Este hombre, ocurrente y erudito, nos iluminó a lo largo de nuestra conversación salpimentando sus exposiciones con anécdotas y cuentos, dejando claro que él y su pareja, Trinidad Ballester, son grandes profesionales en el arte de curar.
Pregunta: Bernardo, eres filósofo y Trinidad es médico, ¿Cómo llegásteis a este mundo de los cuentos que curan?
Respuesta: Desde siempre nos interesaron los relatos. Trini y yo nos conocimos en un taller de escritura, ella pinta y escribe desde siempre interesándose por los cuentos desde la Medicina, desde su concepción integral de la salud. A mi, me fascina cómo las personas cambian, aprenden destrezas, comportamientos y emociones. Las historias me interesan como la herramienta de transmisión de saber más antigua del mundo. Hay dos grandes escuelas del aprendizaje profundo, una es la que entiende que el maestro, que es el que sabe, enseña al alumno que no sabe (educare) y la otra es la que defiende que lo que las personas necesitan saber ya está dentro de ellas, de modo que el maestro sólo debe dedicarse a extraer esa sabiduría (exducere). Por ejemplo, Sócrates, no enseñaba teorías, lo que hacía era preguntar cosas a sus alumnos para que ellos razonaran filosóficamente, y les contaba relatos y mitos acerca de las cosas que habían ocurrido por primera vez en el mundo. Los cuentos tienen capacidad de ordenar el mundo, de dar sentido a la existencia, es por ello que pienso que el interés por  los cuentos viene de ahí, de la posibilidad que tienen para instalar en las personas un modelo de mundo.

«LOS CUENTOS TIENEN LA CAPACIDAD DE ORDENAR EL MUNDO, DE DAR SENTIDO A LA EXISTENCIA»
P. Tenéis un centro terapéutico ¿Qué tipo de personas atendéis? ¿Quién asiste a vuestros talleres?
R. Trini y yo compartimos la consulta, ella ejerce la medicina y yo la orientación personal y familiar. Trini aborda cuestiones de higiene vital, de crianza y salud en general mientras que yo superviso la orientación personal, conflictos de comunicación, desórdenes existenciales y emocionales de nuestros clientes. Buscamos facilitar nuevos aprendizajes que resulten más adaptativos y creativos para las personas. A nuestros talleres acuden profesionales del campo de la educación, la psicoterapia, la salud y los servicios sociales, aunque están abiertos a cualquier persona que combine un interés de mejora en su desempeño profesional con el deseo de un juego de introspección que les ayude en su desarrollo personal.
P. Nos hablas de historias, héroes y hechizos, ¿Pueden los cuentos extrapolarse a la vida cotidiana de las personas?
R. La percepción que tenemos sobre nuestra existencia se despliega en dos planos, uno es práctico, concreto, mientras el otro es mítico y trascendente. Cuando tenemos un conflicto, una parte de nuestra atención se dirige al desarrollo concreto del problema: qué pasó, qué le dije, qué me dijo, causas y consecuencias entre otras cosas, sin embargo, otra parte de la imaginación se dirige a lo trascendente: piensa en las dificultades de comunicación en la pareja, en abstracto. De modo que combinamos lo que nos ocurre a diario con lo trascendente. En ese punto de fusión entre lo diario y lo eterno se sitúa la influencia del relato. Recuerdo un cuento breve de Kostas Axelos que dice: “Un padre y una madre centauros contemplan a su hijo, que juguetea en una playa mediterránea. El padre, se vuelve hacia la madre y le pregunta: ¿Deberíamos decirle que solamente es un mito?”
P. ¿Qué cosas puede aportar este trabajo a los profesionales de la salud?
R. ¿Qué buen médico no usa metáforas para hacerse comprender? La salud es una fuente inagotable de historias relativas a lo que suponen las enfermedades para el paciente, estos cuentos explican muchas veces lo difícil que es para los profesionales hacer su trabajo. Los médicos usan los relatos para que los pacientes se hagan cargo de su propia salud. En alguna parte oí un relato que a mi me suena a esto:
-Tiene usted la enfermedad de Liberman
-Y ¿Es grave, doctor?
-Todavía no lo sabemos…Sr. Liberman
P. ¿Cómo pueden curar los cuentos?
Los relatos pretenden desatascar una percepción rígida de la vida. Un conflicto existencial está constituido por el número de veces que hemos intentado solucionarlo sin éxito. Muchas veces hacemos una y otra vez lo que sabemos previamente que no funciona y eso hace cada vez más rígida la situación. Caemos en un hechizo que inaugura nuestro sufrimiento. Imaginemos que nuestro hijo en la pubertad no estudia. Le pedimos que lo haga, y si no lo hace, se lo pedimos otra vez, más alto, más claro, de diferentes formas, cada vez más amenazadoras. Le retiramos el móvil , Internet, dejamos de sonreírle y abrazarle…llegamos a amenazar la convivencia familiar y así construimos dos problemas: el de los estudios y el clima familiar. Para un caso así, podríamos explicar uno o varios relatos. Un cuento no es un manual de instrucciones, es una historia que pasó en otro lugar y que tuvo un desarrollo suficientemente rico y complejo como para no mostrar una sola vía. El cuento evita la confrontación con lo que piensa la persona ya que aparentemente no tiene que ver con lo que le ocurre a él. En los relatos, podemos manejar el tiempo. Por ejemplo, cuando un personaje viene del futuro a contar cómo acabó una tragedia para que el oyente pueda aceptarla mejor. Los cuentos nos ayudan a formular bien los objetivos, atemperar los deseos, nos alientan a seguir viviendo ante grandes dificultades. Como la historia de las ranas que cayeron en un balde de leche y patalearon sin descanso por miedo a ahogarse hasta convertir la leche en mantequilla. Así pudieron salir de ahí. Otros cuentos nos enseñan que el amor todo lo puede y otros, en cambio, nos pueden mostrar que el amor en sí no basta, que tiene que llegar a tiempo. Como dijo el genio de la lámpara maravillosa al querer matar a Aladino, cuando éste lo salvó de su encierro: -es que hace quinientos años que espero encerrado este rescate!
Lo importante del relato no es que acabe bien o mal, sino que deje al oyente en un estado de mayor vitalidad.
P. ¿Se pueden organizar talleres de relatos en hospitales o centros de acogida, maltratos, etc?
R. Por supuesto, y de hecho se organizan. Las metáforas terapéuticas se utilizan cada vez en más contextos e instituciones. Hay un impulso emergente en los profesores para recuperar los relatos como estrategia conversacional con los jóvenes. Muchos adolescentes que no aceptan un análisis psicopedagógico aceptan de buen grado proyectarse en las historias que salen de su mente. Equipos que trabajan con jóvenes inadaptados organizan certámenes literarios para que los chicos expresen sus emociones. ¿Sabías que ciertos programas de mediación intercultural inician sus talleres intercambiando recetas de cocina y los relatos de las distintas culturas que se sientan a la mesa a negociar? Podemos percibir una marea metafórica que se va moviendo en el campo institucional y social.
P. ¿Porqué elegir el camino de las historias para estar bien?
R. Empezamos a estar bien cuando somos capaces de relatarnos, de producir un relato sobre nosotros mismos, cuando podemos abordar nuestra biografía de maneras distintas. Esta configuración de diversos rostros es lo que nos cura. El Dr. Berne, creador de la escuela psicológica del análisis transaccional proponía a sus pacientes que escribieran un relato de su propia vida que empezaba con la siguiente frase: “yo soy una persona que de niño…” Lo importante no es que el cuento sea hermoso, sino que sea el adecuado para ti en ese momento. Uno de los libros de cuentos más bonitos es la Antología del cuento triste de Augusto Monterroso y Bárbara Jacobs. Y es hermoso a condición que se lea en la época adecuada. Éste es un ejemplo del concepto de Sincronía de Jung: ¿Qué relato o cambio interior puedo abordar para que sea coherente con lo que estoy viviendo en el exterior? A veces elegimos historias hermosas y positivas   por que nos satisfacen y otras escogemos historias tristes y duras que nos calman en algún punto de la conciencia porque es lo que necesitamos en ese momento. El camino de estar bien mediante los relatos es el camino de la búsqueda de la totalidad.
P. ¿Qué podemos hacer frente al dolor, tanto de la mente como del cuerpo?
R. Las escuelas más eficientes defienden que lo más adecuado con el dolor y con el síntoma es atenderlo en vez de negarlo o rehuirlo. La idea es no pelear con él. La primera indicación del terapeuta será que relatemos el dolor, que le demos una forma, un color, una consistencia. Dejemos que se manifieste como si quisiéramos dejarle acabar un mensaje de amor inconcluso. Retomar el movimiento de amor interrumpido. Como en los relatos de terror gótico.  El Hada le dijo al protagonista: -Cuando aparezca el fantasma, no corras. Vuélvete hacia él, míralo a la cara, pregúntale quién es y qué quiere de ti.
Recuerdo un relato breve de Juan José Arreóla que dice: -La mujer que amé se ha convertido en un fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones
P. ¿Te parece que la depresión y la angustia tienen que ver con la imagen que tenemos de nosotros mismos, nuestra identidad?
R. Si un ser humano del siglo diecisiete viviera con nosotros en la actualidad, moriría en pocas semanas. No dispondría del sistema  necesario para adaptarse a la actual velocidad vital. Se puede establecer un pronóstico bastante serio de depresión con personas que tienen procesos de ansiedad sostenidos durante ocho años. Estamos poniendo en riesgo nuestra capacidad de disfrute y satisfacción, en una época en la que hay más medios que nunca, los jóvenes pasan más miedo de hacerse mayores. No saben lo que esperamos de ellos y estos procesos conllevan la depresión como dificultad para producir sentido a sus vidas.
Podríamos entender la depresión como una llamada a la calma, un intento desesperado del inconsciente para que el anfitrión de la enfermedad detenga una vida desenfrenada. El sentido de la vida se basa en localizar su pulso íntimo. La vida es un pulso, un ritmo respiratorio.

«LA VIDA ES UN PULSO, UN RITMO RESPIRATORIO»

 

Las exigencias del entorno suponen un abandono de si mismo, del propio ritmo. El relato es un modo de ayudar a que la persona encuentre su camino de vuelta a casa. En muchos casos la depresión es una oportunidad para recuperar el camino de retorno al si mismo. Un modo de protagonizar tu propia biografía. No quitemos importancia al sufrimiento que muchas personas sienten, sólo creo que los relatos pueden ayudar a generar ajustes creativos a contextos vitales que nos parecen hostiles.
P. ¿Así pues cabría aprender a pensar en positivo?
R. No hay nada más difícil de resistir que una visión del mundo totalmente positiva. Una parte de nuestro inconsciente sabe que ahí falta algo, una pincelada negra, un aviso de peligro que nos ayude a mantener la alerta para defender la vida. Lo mismo ocurre al contrario, el pesimismo extremo no parece creíble. Cuando nos empeñamos en elegir una parte, negamos la otra y convertimos las paradojas de la vida en dilemas. ¿Debo someterme a la realidad o soñar una nueva? ¿O soy realista o idealista? Los cuentos nos proponen entretejer ambas cosas. Parafraseando a Shelley, necesitamos la facultad creativa de re-imaginar lo que ya conocemos. En definitiva poder ser cada vez una cosa, vivir en todos los mundos posibles. Caperucita Roja se hizo célebre porque escuchó la propuesta del lobo y se salió del camino. Quiso explorar el mundo manteniendo su estilo personal. Esta fusión de polaridades la catapultó a la fama.
P. ¿Cómo ves el problema de la soledad, la incapacidad de construir relaciones sólidas?
R. Uno sabe quién es cuando entra en contacto con lo diferente a si mismo. En las diferentes culturas de la tierra los cuentos sobre el origen de la humanidad se agrupan en dos tipos, por un lado están los que consideran que nuestro origen se halla en la primera herramienta. Por otro lado están los relatos que datan nuestro origen con el intercambio. La primera concepción se recoge en culturas donde predomina la jerarquía y la lucha por poseer la herramienta y en el segundo tipo de relato viene de culturas basadas en el grupo, en la colaboración y el reparto equitativo de poderes. Es posible que estemos bajo la influencia de la sombra del relato de la herramienta, estableciendo relaciones basadas en quién domina la situación y en quién puede ganar o perder en lugar de cooperar para conseguir un beneficio para todos.

 

 

En el mundo hay una inteligencia mayor que tú: Entrevista a Stephen Gilligan

Entrevista a Stephen Gilligan

«En el mundo existe una inteligencia mayor que tú».

Stephen Gilligan es un californiano de 58 años, doctor en Psicología por la Universidad de Stanford. Divorciado y padre de una hija de veinte años, suele decir que su paternidad le brinda la oportunidad de reorganizar constantemente su propia identidad.

Estudió 6 años con el psiquiatra y precursor de la hipnosis terapéutica Milton Erickson, y llena su discurso de anécdotas y referencias sobre él. Tiene una consulta en el sur de California cerca de la frontera con México aunque me cuenta que pasa 260 días al año compartiendo sus conocimientos por todo el planeta. Ha publicado muchos artículos científicos y varios libros, el último: «El coraje de amar», se está traduciendo al castellano y contiene sus experiencias acerca de su propio enfoque terapéutico que llama «Terapia de las Relaciones del Self».

Tras más de treinta años dedicado a la psicoterapia, propone que el amor es terapéutico y eso es lo que hace diariamente en su trabajo. Enseñar a las personas que el amor puede ser su cura. Sin embargo, no habla sólo del amor romántico, sino de un amor con mayúsculas que debiera impregnar toda nuestra cotidianeidad.

Cinturón negro de Aikido, un arte marcial cuyo nombre significa «El camino del amor universal», combina sus conocimiento de este arte de la lucha con las prácticas budistas y la hipnosis, disciplina que promueve en sus talleres. Esta fusión de diferentes prácticas le ha permitido desarrollar una nueva visión sobre las personas y sus relaciones. Proponiendo prácticas de meditación y autohipnosis, al tiempo que propone innovadores enfoques en la práctica de la psicoterapia. Nos dice: «Hay que trabajar para salir de nuestros estados alterados negativos de conciencia, en realidad, estamos siempre en un trance. Salgan de él si eso les maltrata a si mismos». Es un conversador locuaz y cuando te mira sabes que ama lo que está haciendo. Tuvimos ocasión de conversar con él en una de sus formaciones avanzadas:

Cetebreu: Stephen, gracias por atendernos y por compartir con nosotros tu tiempo, quisiera preguntarte, ¿Qué quieres decir cuando explicas que tenemos tres mentes, tres inteligencias?

Gilligan: Creo que el punto interesante es que tenemos diferentes maneras de experimentar el mundo, a mí me gusta repartirlas en tres áreas: Tú puedes experimentar el mundo en el cuerpo y a eso le llamamos la mente somática. Mucha gente trata el cuerpo como una máquina y no le presta atención, ni a la inteligencia que manifiesta su propio cuerpo. Podríamos decir que hay personas que andan desconectadas de esa primera mente. Claro, después tenemos otros aspectos que tienen que ver en cómo usamos nuestros pensamientos, nuestras verdades, nuestra inteligencia pensante. Intentamos ahí que las personas se den cuenta de cómo esa mente, que llamamos cognitiva, incide en la vida cotidiana para bien o para mal. La cosa curiosa es que estas dos mentes no siempre están colaborando. La mente somática y la mente cognitiva se hallan en un contexto más amplio que tiene que ver con la relación entre ambas. Llamo a este amplio contexto campo o mente relacional, y tiene que ver con un espacio mayor al de la propia mente humana. Esta mente relacional crea un espacio entre tus propios conflictos y el de los conflictos con los otros y con el mundo.

Cetebreu: Entiendo, sin embargo me cuesta imaginar eso en un plano más práctico ¿Cómo puede funcionar esto cuando alguien tiene problemas como el miedo, la tristeza, etc?

Gilligan: Bien, un profesional que conoce la idea de las tres inteligencias, debe prestar ayuda en las tres áreas, ¿cómo siente eso en el cuerpo? ¿en qué lugar del cuerpo se localiza eso? Existen muchas maneras de prestar atención a lo que el cuerpo de una persona está manifestando. Llegados a este punto, ¿cómo le hace sentir eso? ¿qué significado le da dentro de un infinito de significados que eso podría tener? ¿Cómo lleva lo que le ocurre? Se trata de ayudar a la persona que se queja a permitirse dar un nuevo significado y un nuevo lugar a lo que le está pasando. Acompañar a la persona en el proceso de estar curiosa acerca de lo que le está aconteciendo. La idea es que en muchas ocasiones la sanación se halla en la circunstancia de convertir a viejos enemigos internos en buenos amigos.

Cetebreu: Entonces ¿enseñas a tus clientes a hacer eso?

Gilligan: ¡Si, claro! Escucho a la persona y siempre hay muchas maneras de abordar lo que le pasa, una posibilidad es que yo pueda apoyar a la persona a aproximarse a su problema con mayor ternura y conectándola con sus recursos, con sus puntos mejores. Puntos que en muchas ocasiones parecen estar ocultos para la persona que vive con el problema. Si podemos hacer eso, muy buenas cosas van a empezar a ocurrir.

Cetebreu: Parece que eso permite que las personas cambien su manera de pensar, ¿Las personas pueden hacer este trabajo rápidamente? ¿Les lleva mucho tiempo?

Gilligan: Hace unos dias trabajé con una pareja. Ella sentía mucha culpa por cosas que le habían sucedido en el pasado, lo que le había llevado a una gran depresión. Investigué con ella a lo largo de una sesión de dos horas y pensamos en la manera en que ella podía poner a su familia y a si misma curiosa acerca de su depresión. Como si pudieran tocarla, para que todos pudieran percibir mayor ternura hacia esa depresión. Dos semanas después, ella me decía que había notado enormes cambios tras esa sesión. El punto crucial aquí es: ¿Qué tipo de relación estás teniendo tú con el problema? ¿Estás pensando que el problema es algo malo y que hay que eliminarlo? Hay que pensar sobre eso. Puedes cambiar tu relación con el problema y automáticamente éste parece transformarse en algo diferente, posibilitador. Tu experiencia alrededor de lo que está pasando va a cambiar.

Cetebreu: El budismo dice: «Lo que resistes persiste, lo que aceptas, se transforma»…

Gilligan: Si…

Cetebreu: Sin embargo, la aceptación no es fácil. Seguramente el camino puede ser doloroso para las personas que sufren.

Gilligan: Uno de los principios que suelo utilizar en la terapia de las relaciones del self es: «La vida es óptima pero a veces duele como el diablo». (Ríe) Una de las cosas que impide el cambio o la curación es el deseo de no sufrir. A veces hay que sufrir, simplemente. Cuando perdemos un ser querido, por ejemplo, ¿Puede alguien no sufrir? No podemos luchar contra eso. Duele. Pero ese dolor puede ser bueno. Y seguramente la curación está en algún lugar más allá de ese sufrimiento. Ese recorrido no es malo, enriquece a la persona.

Cetebreu: El problema entonces es que la gente pelea en contra de lo que le ocurre ¿es eso?

Gilligan: Así parece. Me gusta decir que la vida se mueve a través tuyo excepto cuando no lo hace. Parece una obviedad pero olvidamos esta premisa. En principio la vida fluye a través de ti. No hay que forzar nada, en realidad cuando tratas de forzar la vida es cuando las cosas se complican. Te olvidas de ti y empiezas a buscar en otro lugar. Pienso en la historia de Nasrudín, el sabio loco de la cultura sufi, que busca las llaves bajo una farola en la noche. No las ha perdido ahí, pero bajo la farola hay más luz. Eso sucede cuando perdemos nuestra conexión con nuestro centro.

Cetebreu: Titulas tu libro: «El coraje de amar». ¿Puede el amor cambiar la visión de la vida de alguien que tiene problemas? Realmente ¿hace falta coraje para amar?

Gilligan: Desafortunadamente la gente piensa que el amor es un estado sentimental que nos ocurre de vez en cuando. Si eres padre, por ejemplo, piensa en tus hijos. Piensa en una manera de desarrollar tu habilidad para amar. Para ser tierno, cuidador y a la vez ser firme y estar presente. Como cuando sujetas un pájaro. Decía el actor Errol Flynn cuando era preguntado acerca de su habilidad como espadachín teatral que su destreza con el sable provenía de su habilidad de sujetarlo. «Ni demasiado fuerte, ni demasiado flojo» como sujetar un pajarillo. En las habilidades que surgen como padres, están la del amor fuera de toda duda. Mi hija, en plena efervescencia adolescente, cometió un error: «Papá» –me dijo- «¿me seguirás queriendo?». Pensé entonces que nada podía hacer para dejar de quererla. Y quise decírselo. «No hay nada que puedas hacer para que yo deje de quererte, pero ahora estoy enfadado, cariño». Cuando alguien tiene una dificultad, una enfermedad, es bueno saber que el amor le puede permitir reconectarse. El amor es una habilidad humana. Es una habilidad madura. Hay que entrenarla, practicarla y eso puede requerir de mucho coraje en algunas ocasiones.

Cetebreu: Es un concepto que puede resultarle chocante a algunas personas, el amor como habilidad que hay que desarrollar…¿cómo explicarlo?

Gilligan: Una de las cosas iniciales con las que trabajo es lo que llamo el proceso de centramiento. Por ejemplo: Cuando una pareja discute ¿dónde están poniendo la atención? Uno de los dos apunta al otro con el dedo y levanta la voz. El otro, como respuesta, pone el cuerpo tenso y mira a su pareja con rabia o miedo. Cada miembro de esa pareja está poniendo la atención en el otro. La atención funciona como un puntero del ordenador. Puedes moverla para cualquier sitio que desees. La alternativa es pedirle a cada una de las personas que pongan atención en su propio centro. La atención para adentro, respirar profundamente y llevar la atención a su abdomen. Responder desde ahí. desde esa percepción sentida del centro. Por eso digo que el amor es una habilidad aprendida y que se puede reaprender. Es una alternativa a la dicotomía entre luchar y huir. Es una tercera opción que en Aikido se llama fluir y que pretendo enseñar o mostrar a mis clientes.

Cetebreu: ¿Esa tercera opción es la creación de lo que llamas tercera inteligencia o campo relacional?

Gilligan: La idea es que nuestra conciencia y nuestra inteligencia incluye mucho más que nuestra «sabiduría» individual. Nuestra cultura, nuestros sistemas de pertenencia: la familia, las creencias religiosas, etc. son un «campo» que nutre nuestra mente inconsciente. Eso es una inteligencia mucho mayor que la nuestra propia, que proviene de nuestros ancestros, del mundo que nos rodea. Jung lo llamó inconsciente colectivo, pero recibe diferentes nombres en todas las culturas: recibe el nombre de «inocencia», de «justicia», «trance», en el ámbito del rendimiento deportivo se le conoce como «zona»…en las religiones se le llama»Dios». En otras palabras, el campo es algo vivo que desea ayudarnos a ser más nosotros mismos. El «campo» no es una cosa, no puede ser concretado, cualquier acepción usada para definirlo no es más que un poema que apunta para definir una experiencia personal. A mi me gusta afirmar a las personas que me consultan que en el mundo existe una inteligencia mayor que la nuestra. Así defino el amor. El amor es un «campo» donde podemos manifestar esa ternura curativa. Está dentro de nosotros y alrededor nuestro, en nuestro entorno.

Cetebreu: ¿Propones entonces que tengamos amor al síntoma?

Gilligan: Exactamente, esa es la clave. No está mal un poco de eso para variar. Nuestro trabajo como terapeutas está ahí. En ese campo creado entre el terapeuta y la persona que padece, ahí pueden darse cita cosas increíbles.

Cetebreu: En los cuentos maravillosos, los cuentos de Hadas, se tiene conciencia de ese campo desde tiempos inmemoriales. El «Universo del todo es posible».

Gilligan: Claro, Jung se refiere a eso cuando nos hablaba de los arquetipos como manifestaciones del inconsciente colectivo. También Erickson, el famoso hipnoterapeuta con quién tuve la oportunidad de aprender creía eso.

Él decía: «El cliente tiene todos los recursos, nosotros los terapeutas, sólo creamos un espacio donde nuestro paciente puede hacer el trabajo». Creo que no hay mejor definición de lo que quiero explicar. Generamos la posibilidad de crear ese lugar donde la persona puede hacer el trabajo.

En Oriente, están más habituados a ese concepto de permitir esa posibilidad, en cambio en Occidente el individualismo lleva a la persona a sufrir sola. A sufrir menos eficazmente. En cierta ocasión un religioso me decía: «No he elegido mi camino para sufrir más que los demás, sino para hacerlo más eficazmente». Hemos olvidado que el contacto con otros es curativo.

Cetebreu: Pero…¿Cómo se hace?…

Gilligan: Hay que aprender a aplicar las ideas principales. Tres principios que se entrelazan: El primero es buscar una alianza con lo que está apareciendo (el síntoma) y darle cobijo. Apadrinarlo. El segundo principio es buscar el self complementario de eso. Lo que la persona que sufre olvidó o, sencillamente, no ve para así dar lugar a el tercer principio, desarrollar una inteligencia relacional que pueda abarcar y mediar entre las otras dos. La meditación, el trance hipnótico y otras actividades de este tipo facilitan ese tipo de enfoque. Así se busca la alineación entre las tres inteligencias. Lo curativo es la integración entre ella. Hoy en día se conoce este estado como Flow, fluir. Algunos filósofos más tradicionales se refieren a ello como una experiencia numinosa.

Cetebreu: Para acabar Stephen ¿Cuál sería una respuesta soñada, para un pregunta ideal?

Gilligan: Amor. Amor, esa es la respuesta.

Libros publicados por Stephen Gilligan

En castellano:

Co-autor junto a Jeffrey Zeig:

Terapia Breve: Métodos, Mitos y Metáforas

Ed. Amorrortu (1990. Buenos Aires, Argentina)

en inglés:

Therapeutic Trances: The Cooperation Principle in Ericksonian Hypnotheraphy

Brunner/Mazel (1987. Nueva York, USA)

co-autor con R. Price:

Therapeutic Conversations

Norton (1993. Nueva York, USA)

En preparación en castellano:

El Coraje de Amar: Principios y Prácticas en la Psicoterapia de Relaciones del Self

Entrevista a John Grinder

ENTREVISTA JOHN GRINDER

Tuvimos la oportunidad de conversar con uno de los creadores de la Programación Neuro Lingüística, John Grinder, que, junto con Richard Bandler en los años 70 diseñó los principios de esta disciplina.

Graduado en Psicología a principios de los 60 en la Universidad de San Francisco, John Grinder ingresó en ejército de los Estados Unidos hasta llegar a la graduación de Capitán de las Fuerzas Especiales durante los años de la Guerra Fría, durante un período de tiempo trabajó para la Agencia de Inteligencia de su país. Se doctoró en Lingüística en la Universidad de California, San Diego siendo colaborador de grandes estudiosos y científicos como George A. Miller, uno de los padres de las neurociencias cognitivas y de Noam Chomsky, lingüista creador de la gramática transformacional y ensayista de renombre internacional. En los años 70, crea junto a su colaborador en aquella época Richard Bandler lo que hoy en día es conocido como PNL. Más tarde, en los 80, revisa sus postulados y formas de trabajo dando lugar a lo que Grinder denominó Nuevo Código de la PNL. Ha publicado varios libros acerca de su especialidad, algunos de ellos publicados en español y considerados obras indispensables dentro del campo de la psicoterapia.

A sus 67 años, es un hombre vivaz, elástico, a la vez que me parece muy acogedor. Está en una forma física envidiable y resulta un gran conversador. Gracias a su dominio extraordinario del castellano, nuestra charla se convirtió en un aprendizaje placentero para mi, John Grinder, es un hombre próximo y congruente, alejado del estereotipo de Prima Donna que reflejan otros grandes personajes del mundo del cambio.

Cetebreu: John, gracias por conversar con nosotros, he visto que estás de recorrido mundial presentando tus conocimientos, tal vez nuestros lectores no sepan muy bien qué es eso de la PNL, ¿Puedes explicarnos brevemente de qué se trata?

Grinder: La PNL surgió como expresión de nuestra curiosidad acerca de cómo los seres humanos hacen las cosas. Mi compañero en aquella época, Richard Bandler, y yo nos afanamos en descubrir las pautas que hacían que una persona tuviera comportamientos y habilidades excelentes para la comunicación y trabajamos como equipo para crear una manera que nos permitiera comprender y comportarnos como la persona a la que queríamos «modelar». Fuimos muy osados y estudiamos a grades magos de la terapia como Fritz Perls, el padre de la terapia gestáltica o al prestigioso Milton Erickson. Que ha sido considerado el hombre que situó a la hipnosis clínica al nivel científico que merece.

Cetebreu: ¿Para qué podía serviros eso?

Grinder: Nuestra intención era descubrir qué patrones de comunicación usaban grandes terapeutas de aquella época. Queríamos encontrar la piedra filosofal que permitía a las personas lograr cambios. En esos momentos, desarrollamos nuestra agudeza sensorial, nuestra capacidad de observar, escuchar, sentir, y también perfeccionar nuestra manera de preguntar para obtener informaciones relevantes que nos permitieran captar cuáles eran las habilidades de las personas que observábamos y cómo era su modo de ver y reaccionar frente al mundo. Eso nos permitió reproducir lo que estas personas hacían e incluso creer lo que estas personas creían. ¡Y nos salía la mar de bien! Eso nos animó a seguir investigando.

Cetebreu: ¿Y de ahí surge la PNL?

Grinder: Así es. Sería el estudio de los programas inconscientes que permiten que nuestra neurología se exprese a través de todo tipo de lenguaje. Esos programas se extienden a todo nuestro funcionamiento y a cómo nos enfrentamos (o disfrutamos) a la vida, a nuestra realidad.

Cetebreu: A eso es lo que llamas el código antiguo, aprender a modelar a través de preguntar, observar, escuchar, y estudiar lo que las personas hacen y aprender a reproducir esas cosas.

Grinder: Y también aprender cómo haces tu mismo las cosas cuando te salen bien. ¡Eso es como copiarte a ti mismo! Es bueno saber que en muchas ocasiones funcionaste de manera apropiada y el conocer cómo lo hiciste te puede resultar muy útil.

Cetebreu: Entonces, ¿En qué se diferencia el Nuevo Código del antiguo? ¿Sigue siendo PNL o es otra cosa?

Grinder: ¡Pues claro que es PNL! ¡La PNL es un filosofía de vida! El nuevo código se diferencia en que pensamos que si los programas eran casi siempre inconscientes, debíamos proponer un trabajo con ese inconsciente. Darle mayor importancia. En colaboración con Judith De Lozier, empezamos a profundizar en ese trabajo, que luego he ido actualizando constantemente con la ayuda imprescindible de mi esposa, que me acompaña siempre, Carmen Bostic St. Clair. Trabajar con el inconsciente, es decir, esa parte de nuestra mente que no controlamos. Fíjate, no podíamos dejar que nuestra mente consciente se ocupara de cosas tan complejas como la curación, el cambio, etc. Dar un espacio a esa parte del cerebro que suele estar en dominada por el hemisferio derecho para hacerse cargo de funciones básicas de nuestro ser.

En el código antiguo preguntábamos a las personas qué tipo de cambio era el que necesitaban, y las personas nos respondían conscientemente. Con el tipo de pensamiento que, seguramente, no sólo no había resuelto sus problemas sino que lo empeoraba. Ese trabajo no se le puede dar a la parte consciente de la persona. Es muy complicado. El código nuevo propone una solución que está más allá de lo que la persona puede pensar. La mente inconsciente puede resolver el problema de un modo impensable para nosotros.

Cetebreu: ¿Propones ser más intuitivos?

Grinder: Muchos problemas se complican si pensamos. Cuando tienes dudas, por ejemplo. ¿Me casaré con Juan o con Antonio? Nuestra mente consciente, racional, no puede ir más allá que la de hacer listas de pros y contras. Sin embargo el amor no es algo racional. No puedes encontrar respuestas en la lógica cuando la propuesta no comparte esa misma lógica. La lógica del amor no es racional. ¿Cómo sabe alguien si tu media naranja será Juan o Antonio?

Cetebreu: Uno lo siente. Creo que sientes que es así.

Grinder: Este es un ejemplo para lo que quiero decir. ¿Lo ves? Seguramente tu mente inconsciente obtiene de manera rápida los datos suficientes para tomar una buena decisión. Tal vez lo llames intuición. Yo pienso que tienen que ver con nuestra sabiduría interior. Si haces caso omiso de esa «intuición» y sigues pensando, seguramente lo vas a complicar.

Cetebreu: Entonces ¿Cómo podemos entender eso cuando nos encontramos enfermos?

Grinder: Entiendo la enfermedad como una falta de conciencia en escuchar los síntomas que nos suceden. Si tenemos falta de conciencia, tendremos falta de respuesta de nuestro organismo. O tendremos respuestas equivocadas. Cuando me refiero a la sabiduría inconsciente hago hincapié en como nuestro inconsciente puede colaborar en nuestra curación. ¡Cuidado! No estoy diciendo que no haya que utilizar los avances de la medicina, ni la alta tecnología, al contrario, pienso que nuestra intuición inconsciente puede colaborar con los enfoques médicos, sean cuales sean, en agilizar los procesos de sanación de nuestro organismo.

Cetebreu: Así pues, ¿nuestra mente puede ser un asistente médico?

Grinder: El mejor. Hay que tener cuidado en cómo afrontamos los procesos curativos ¿no crees? mira, muchas veces recibimos un diagnóstico y una maldición. Primero nos dicen el diagnóstico, tiene usted tal o cual cosa y luego viene la maldición, predicen un resultado. Las palabras que nos dicen nos marcan, de modo que es posible que sigamos ciegamente aquello que nos han dicho. Llamamos a eso sugestiones posthipnóticas. Es como la orden que te da un hipnotizador, como los mensajes subliminales, los sigues y ya está. Es por ello, que al estar en contacto con nuestro inconsciente podemos recuperar el sendero de lo que nuestro propio organismo necesita. Escucha tus síntomas, son mensajes que estás recibiendo de una sabiduría superior.

Cetebreu: ¿Sugieres entonces que no pretendamos dominar los síntomas?

Grinder: Algo así. El síntoma aparece como algo involuntario, no está bajo el control de nuestra voluntariedad. Es algo que emerge y debe ser reconocido y atendido.

Cetebreu: John, se están celebrando ahora 100 años de psicoterapia ¿Crees que a pesar de ello el mundo va peor?

Grinder: No, no. No creo que el mundo vaya peor. Ni siquiera a pesar de la psicoterapia. El caso es que los terapeutas estén bien afinados. No podemos pretender un mundo perfecto, pero cuando uno no está bien puede tener tendencia a ver el mundo de una determinada manera. Eso es un error gravísimo a mi modo de ver. Un terapeuta tiene que estar libre de sus propios fantasmas, sino los irá encontrando en su consulta cuando hable con sus clientes. Un trabajo de evolución personal es indispensable en un profesional de la salud.

Cetebreu: Esto de la Evolución Personal, suena a crecimiento personal.

Grinder: Si, puede. Lo llamo el arte de ser impecable. La evolución personal para mi es percibir el propio cambio como camino de vida. Poner el foco de nuestra atención en el aprendizaje. Ser curiosos. Marcel Proust decía, «No hace falta ver distintos lugares, sino ver los mismos lugares con distintos ojos». Ver la vida con nuevos ojos significa no caer en la rutina ni en la complacencia. Estas dos cosas nos roban la posibilidad de apreciar lo que nos propone lo desconocido.

Cetebreu: Eso debe de ser útil también para la vida de pareja. ¿No es así?

Grinder: Claro. Las buenas intenciones no son suficientes. La rutina está llena de buenas intenciones, por ejemplo.

Cetebreu: Óscar Wilde decía «Con las mejores intenciones se consiguen los peores efectos»…

Grinder: Ja, Ja! ¡Estoy de acuerdo con Óscar! No podemos caer en los gestos previsibles. Hay que ser genuino. No permitamos que un gesto de amor se convierta en un gesto sin significado. Creo que hay que acompañar el gesto con un significado profundo. Creo que las cualidades básicas de un buen practicante de PNL son las mismas que necesita un buen amante, ja, ja, la congruencia personal, la inteligencia, una gran curiosidad, desarrollar una fobia a repetirse y, sobre todo, un excelente sentido del humor.

Cetebreu: Has hablado de la curiosidad. ¿De qué manera es una herramienta interesante en el día a día?

Grinder: ¡Debería estar en el examen para ser humanos! Pienso que venimos a esta vida a aprender, yo soy un gran curioso. Me gusta estar conectado con lo que me rodea, los últimos avances científicos, la nutrición, la medicina. La mejor manera de aprender es suspender el conocimiento previo, acercarse a las cosas desprovistos de lo que ya sabemos. A eso le llamo el estado de no-saber. Te permite aprender cada vez más y más. También sobre uno mismo. Conócete a ti mismo, pero para ello necesitas estar curioso acerca de ti mismo. No estar juzgándote desde lo que crees que sabes, o lo que crees que es correcto.

Cetebreu: Bueno, en realidad la gente siempre andamos diciéndonos lo que debemos hacer o no.

Grinder: ¡Y así nos va! Precisamente ese es el punto importante de lo que deseo decir. Ese diálogo interior suele ser limitante, a veces es positivo, pero casi siempre lo usamos para decirnos cosas negativas. Nuestra mente consciente interfiere en el cuidado a la integridad del entorno en forma de cosas que nos decimos a nosotros mismos o mediante bloqueos generados por su incapacidad de hacer frente a las situaciones que no controla o frente a las emergencias que pueden suceder. En el Código Nuevo, propongo un salto a un nivel superior. No se trata de modificar el diálogo interno. Se trata de no tenerlo. Si tenemos un estrecho contacto con nuestra sabiduría inconsciente, vives en el ahora. Yo no tengo diálogo interno. Sólo actúo.

Cetebreu: Eso se me antoja difícil, ¿requiere mucho entrenamiento?

Grinder: Bueno. Como todo ¿no? El objetivo de todo aprendizaje es el de dominar la habilidad hasta el punto en que se convierta en inconsciente, es decir, que surja sin necesidad de darte auto instrucciones. No te hables a ti mismo. Presta atención a lo que está rodeándote y responde a ello. Si tu mente está bien, la respuesta será la correcta.

Cetebreu: ¿Eso es lo que vienes a enseñar en tu seminario de PNL?

Grinder: En el seminario estamos trabajando con nosotros mismos. Practicando. Si una persona practica lo suficiente y lo pasa bien puede estar lista para el cambio. Y estar atenta a las consecuencias. Para seguir adaptándose a ese cambio y lograr una mejora que sea ecológica. Uno debe estar bien para que todo vaya mejor.

Cetebreu: John, gracias por brindarnos tu atención, ¿Cuál sería un buen final para nuestra charla?

Grinder: Me gustaría decir dos cosas. Una sobre las personas que han asistido al seminario. Me ha halagado su compromiso, su capacidad de trabajo. Me han impresionado y quiero expresarlo. La otra cosa es que las personas tenemos recursos ilimitados ¿No sería bueno que lo recordáramos a menudo?

Para saber más, obras publicadas:

En español:

La estructura de la Magia 1 y 2. (Junto a Richard Bandler) Editorial Cuatro Vientos, Chile.
De Sapos a Príncipes (Junto a Richard Bandler) Ed. Cuatro Vientos, Chile
Su último libro (en inglés): Steps to an ecology of emergency

En Internet: www.wispheringinthewind.com

Entrevista a Bill O’Hanlon

Entrevista a Bill O´Hanlon

En estos días, la Psicología Positiva está cobrando una fuerza arrolladora, esta disciplina científica surge de la idea de un grupo de psicólogos que se pusieron a trabajar prestando atención a aquellas cosas que hacen que las personas estén bien y disfruten más de sus vidas. Tradicionalmente la psicología se había centrado en las dificultades de las personas obviando quizás el investigar acerca de aquello que indudablemente nos hace bien. De entre estas personas que están innovando constantemente en el campo de la terapia hemos recibido en Barcelona la visita del célebre psicoterapeuta Bill O´Hanlon. O´Hanlon ha presentado su taller «Terapia orientada a las Soluciones» destinado a psicoterapeutas, coaches y a personas que trabajan en el ámbito de la salud y la ayuda.

Autor de más de 30 libros, muchos de ellos publicados en lengua española, Bill O´Hanlon es uno de esos terapeutas que forman parte de la élite en lo que hoy día se ha llamado la «cuarta ola» ola de la psicoterapia, lo que se conoce como terapia breve y orientada a las soluciones, terapias narrativas, terapias inclusivas y psicología positiva. Es un comunicador excelente que a lo largo de las dieciséis horas de su taller ha cautivado a los participantes con sus exposiciones teóricas, sus historias y anécdotas, sus prácticas y sus demostraciones. No cabe duda de que es un hombre simpático y agradable, nos atendió muy amablemente tras su seminario y tuvimos la oportunidad de conversar con él acerca de sus innovadoras ideas en el terreno de la psicoterapia. Se mostró entregado a lo largo de los dos días y también durante nuestro encuentro. Su misión está en dar a conocer su enfoque terapéutico y el de compartirlo a través de sus libros. Como él mismo nos dijo, tal es su pasión que les suele decir a sus amigos: «¡Paradme! ¡Creo que voy a escribir otro libro!»

Cetebreu: Hemos asistido a tu seminario y hemos podido ver parte de las cosas que haces, hoy en día te has convertido en un conocido psicólogo, pero, ¿qué te llevó a hacerte psicoterapeuta?

O’Hanlon: La verdad es que han sucedido muchas cosas en mi vida que creo que me llevaron al camino de la psicoterapia. Una de ellas, tal vez la más importante, fue el hecho de que fui abusado sexualmente a la edad de 8 años por parte de mi abuelo. Eso hizo de mí un chico muy sensible, que se sentía inadecuado y al que la timidez le impedía tener una vida deseable. Más tarde, cuando llegué a la universidad, me sentía un solitario, un poeta al que la tristeza y el hastío llevaron al borde del suicidio. Si. Decidí suicidarme. Tenía muy pocos amigos y los que tenía se sentían tan desgraciados como yo, de modo que pensé que lo mejor que podía hacer era contarles mis planes y así lo hice. Todos me dijeron que se sentían como yo pero que no tenían la valentía de quitarse la vida. Sólo una de mis amigas pareció conmoverse con mi decisión y me contó que tenía unas tías bastante adineradas, me dijo que iba a heredar de ellas unas propiedades en el medio oeste y que si le prometía no suicidarme, ella me dejaría vivir en su propiedad. Así, podría disfrutar de mi poesía, y vivir apartado de la gente que tanto llegaba a hacerme sentir herido. Me dijo que podía cultivar mi propia comida y que podría pasar allí el resto de mis días. Las tías de mi amiga tenían unos 70 años, y yo 19, y pensé que la cosa estaba hecha. Las dos mujeres no tardarían en morir y pronto podría hacer mi vida. Para aprovechar el tiempo de espera, me obsesioné en saber que hacía que la gente tuviera buenas relaciones y fuera feliz. Incluso me interesé en qué hacía que la gente pudiera tener prosperidad y éxito. A pesar de que mi depresión aún duró algún tiempo más, mi interés en saber cómo la gente salía adelante y disfrutaba me llevó a seguir el camino de la psicoterapia.

Cetebreu: Creo que aprendiste con el famoso psiquiatra Milton Erickson, ¿Cuál fue la influencia que él tuvo en tu manera de hacer psicoterapia?

O’Hanlon: No puedo dejar de decir que el gran Milton Erickson resultó un padrino maravilloso para lo que luego ha sido el desarrollo de todo mi trabajo y mi vida. Lo conocí en 1973 cuando, para poder pagar parte de mis estudios, trabajé en una tienda de artesanía nativa en Arizona. Erickson y su esposa compraron algunas cosas y como él iba en silla de ruedas me ofrecí a llevarle su compra hasta el coche. Luego, un compañero me preguntó si lo conocía. Le dije que no. Entonces él me comentó que ese tipo era un gran psiquiatra y me mostró un artículo del periódico en el que se hablaba de él. El artículo contaba algunas de sus «hazañas» con sus pacientes y me impactaron tanto que decidí que tenía que aprender con ese hombre. Así que le escribí una carta diciéndole que haría lo que fuera por aprender con él, hasta me ofrecí a arreglarle el jardín si hacía falta. Unas semanas más tarde, mi compañero de piso me dijo: «Ha llamado por teléfono el tipo más raro del mundo, ¡preguntaba por el servicio de jardinería O´Hanlon!» Así fue como me puse en contacto con él y, verdaderamente, me tuvo trabajando como jardinero al tiempo que me contaba sus historias, una tras otra, realizando una labor terapéutica de la que yo ni siquiera me daba cuenta.

Años más tarde escribí mi primer libro con una transcripción de muchas de esas historias que se titula «Raíces profundas: El arte de la psicoterapia de Milton Erickson».

Ese hombre era una especie de Sherlock Holmes, siempre me contó historias acerca de las cosas que me preocupaban sin que yo se lo dijera. Cuando le preguntaba «¿Cómo lo supo?» Él solía salirse por la tangente diciéndome cosas como que lo había remarcado en alguna conversación casual. Él ha sido fuente de inspiración para muchos de los grandes psicoterapeutas de hoy y, claro, también resultó una fuente de sabiduría para mí.

Cetebreu: En el terreno de la salud, cada vez hay más visitas al médico por cuestiones que podemos calificar de psicológicas, trastornos psicosomáticos, etc. ¿Qué podemos decirle acerca de ello a los profesionales de la salud? ¿Y a los usuarios de los servicios sanitarios?

O’Hanlon: Bueno, desde hace un tiempo estoy muy interesado en lo que se ha dado en llamar «Psicología positiva», es una escuela que estudia las cosas que van bien. Es decir, pone su atención en lo que hace que las personas disfruten de la vida en lugar de poner atención en lo que va mal. Los médicos, debido a su formación siempre han estado interesados en saber lo que va mal con lo que muchas veces el problema se agrava pues el paciente se va desanimando al sentir que todo en su vida se centra en lo que no va bien. Es muy difícil desde aquí dar una opinión creíble pero en mi trabajo me centro mucho en saber qué es lo que va bien, o fue bien, en la vida de las personas y ahí me centro en buscar posibilidades y recursos que les permitan recuperar la sensación de control de su propia vida. Eso también pude aprenderlo de personas como Erickson, él decía las personas tienen recursos, tienen posibilidades, la obligación del terapeuta es la de proporcionar un lugar para que ellos los encuentren.

¿Qué cosas son las que te hacen sentir bien? ¿Cómo superaste los escollos en el pasado? ¿Quién apostaría de que lo vas a conseguir? Estas son las cosas que les preguntaría a las personas que tienen dificultades.

Cetebreu: ¿Es la medicación una «anestesia» para el cambio de las personas?

O’Hanlon: No tengo nada en contra de la medicación cuando es útil y necesaria. La medicina ha avanzado y avanza cada día, sería absurdo no aprovecharlo ¿no? Ahora bien, entiendo las crisis como oportunidades de «re-organizar» la vida de las personas. En ocasiones la medicación impide o dificulta la posibilidad de esa reorganización al mitigar los síntomas que los pacientes presentan. ¿Qué cosas están pidiendo ser cambiadas? Las respuestas a esta pregunta son los caminos de la superación de las crisis.

Cetebreu: Tengo un familiar que se siente deprimido y no sabe qué le pasa ¿Qué podemos hacer con él? ¿Cómo podemos ayudar?

O’Hanlon: Vuelvo a decirte que es difícil decir las cosas en una entrevista sin saber de qué persona estamos hablando. Con cada caso podríamos utilizar un enfoque diferente. Mi primera idea sería en ayudarle a tener un afrontamiento diferente, positivo. Te cuento, le preguntaría por cómo es su día y buscaría en qué momentos vence aunque sea un poquito a su depresión, o cuándo su depresión es más moderada, y buscaría con la persona qué hace que las cosas estén un poco mejor. A veces es difícil que sean capaces de responder y si no lo hacen, les podemos preguntar ¿Cómo se explican que las cosas no estén peor? ¿Cómo consigue mantener el problema en estos parámetros? Como ves, siempre intento que ellos encuentren cómo hay momentos en que vencen a su depresión y entonces los animo a mejorar y aumentar esos momentos.

Cetebreu: Si tuviera Vd. que recomendarnos 3 cosas para vivir más felices ¿qué nos diría? (¿Algún consejo para vivir una vida mejor?)

O’Hanlon: Hay estudios que se han hecho sobre la felicidad que han dado resultados muy interesantes por lo curiosos que son. ¿Sabías que los niveles de felicidad tienden a mantenerse estables en la vida de alguien? Eso quiere decir que personas que tuvieron graves enfermedades o accidentes e incluso personas que ganaron en la lotería, al cabo de un tiempo vuelven a sentir el mismo grado de felicidad que tenían antes de esos acontecimientos. También se ha estudiado que las personas somos bastante malas prediciendo las cosas que nos harán felices. Creemos que tal o cual cosa nos hará felices y cuando lo logramos nos damos cuenta de que nuestra creencia era equivocada. Así pues, te diré que estos estudiosos han encontrado algunas cosas importantes que hacen las personas que puntúan más alto en las escalas de evaluación de la felicidad, veamos:

1º Las conexiones sociales. Ten amigos. Las personas que tienen amigos (más de 5) se puntúan como más felices que las personas que no los tienen

2º Aprende a ser optimista. Las personas que tienden a ver la botella medio llena, son más felices. Habría de poder aprender eso en las escuelas. Todos nos fijamos en el suspenso y pasamos los aprobados por alto.

3º Apreciar lo que se tiene. Le llamo sentimiento de gratitud. Un ejercicio que les pido a las personas que me consultan es el de encontrar cada semana 3 cosas por las que estar agradecido. Gratitud hacia uno mismo, hacia otros, hacia la vida, etc. Al cabo de unas semanas, las personas me cuentan que con esta cosa tan sencilla, se han sentido mucho mejor y que han sido un poco más felices al hacerlo

4ª Sentir la trascendencia. Creo que es importante para los seres humanos poder sentir que la vida tiene un propósito más allá de uno mismo. Gandhi decía: «La mejor manera de encontrarte a ti mismo es perderte a ti mismo al servicio de los demás». La vida es algo más que tú mismo. ¿En qué puedes contribuir? Crear una familia puede llevarte a ese sentimiento de trascendencia, pues puedes ver a tu familia como algo más que tú mismo.

Cetebreu: ¿Cómo puede alguien aprender a aceptarse más como es?

O’Hanlon: Me parece que para aprender a aceptarse a uno mismo existen diferentes niveles que yo llamo de inclusión, en el primer nivel estaría bien poderse dar permiso a vivir lo que te sucede. Si te sientes mal, darse permiso a sentirse mal es el primer nivel de inclusión. Si te peleas contigo por sentirte mal agravas tu situación. Aprender a sentir que está bien ser como eres, o de vivir lo que vives. En el segundo nivel hemos de aprender a darnos permiso para no cambiar si no queremos, puedes aprender a estar bien aún siendo quién eres. El tercer nivel de inclusión nos lleva a generar esperanza para la persona a través de saber que es bueno poder ser como eres y también ser cosas diferentes.

Cetebreu: Vd. es estadounidense pero viaja con sus talleres por todo el mundo, ¿Son muy diferentes las percepciones de las personas en diferentes lugares? ¿Plantean problemas similares?

O’Hanlon: La verdad es que encuentro que el sufrimiento humano es parecido en todos los lugares, aunque en cada cultura existen diferentes maneras de afrontar las cosas que nos pasan. Como me gusta aprender qué cosas son las que hacen que la gente se sienta mejor observo estas diferentes cosas y las aplico en mi vida cotidiana, las pruebo. Así luego aliento a mis clientes a probar cosas diferentes. La flexibilidad es muy importante.

Cetebreu: Algunos médicos plantean que muchas enfermedades graves están relacionadas con los sentimientos de culpa ¿Cómo aborda Vd. este tipo de emociones y sentimientos?

O’Hanlon: Un buen amigo mío, el gran psicólogo John Weakland solía decir que cuando la persona se siente mal, para ella «la vida se convierte en esa maldita cosa que sucede una y otra vez». Cuando eso ocurre, trabajo en cambiar la manera de «hacer» en el problema y en cambiar la manera de «ver» el problema. Eso nos lleva probablemente a cambiar la manera en la que la persona «siente» el problema. Buscamos cuál es el significado de lo que acontece y le pedimos a la persona que realice cambios en lo que hace con lo que siente o con lo que pasa. ¿Para qué es útil la culpa? Puede ser muy útil para intentar ser aún mejor persona. ¡Imagínate! Sentir culpa cuando lo que quieres es mejorar. Entonces, ¿Qué puedes hacer diferente «cómo si» fueras alguien mejor? Al encontrarle una posible utilidad a la culpa, nos resulta más fácil aceptarla. Esa aceptación puede llevarnos a cambiar la visión acerca de ese sentimiento y transformarlo en algo más posibilitado.

Cetebreu: Vd. Ha trabajado con víctimas de abusos ¿De qué manera su trabajo puede facilitarles una vida mejor?

O’Hanlon: Como te he dicho antes, sufrí abusos en mi infancia. Eso significa que cuando las personas me consultan creo que puedo saber lo que sienten. Cuando quise investigar sobre el tema, asistí a seminarios y leí todo lo que pude acerca de ello. Me sorprendió que los profesionales del tema estaban trabajando de diferente manera de cómo yo lo hacía. Como me daba cuenta de que a mis clientes les iba bien, pensé en escribir algo acerca de mi abordaje para estas problemáticas. Las personas que han sufrido de este tipo de abusos suelen desarrollar límites internos muy marcados. Estos límites hacen que las personas se desconecten de lo que les pasó. Viven completamente separados de la experiencia traumática que experimentaron. Sin embargo, los límites externos suelen ser muy difusos, es como si un grupo de personas que comparten un piso deciden expulsar a uno de ellos. Lo echan y cambian la cerradura. El expulsado se queda golpeando la puerta un buen rato, armando un alboroto, los demás no le hacen caso y él termina marchándose. Durante mucho tiempo, el expulsado permanece ahí buscando una manera de volver, hasta que un día, desesperado, entra lanzándose contra la ventana. Los recuerdos persistentes que tiene la persona abusada son como esa entrada por la ventana. Las partes de la experiencia que han sido enterradas aparecen de manera destructiva y violenta en la vida de la persona. Los clientes me dicen que es como si estuvieran experimentando lo que ocurrió una y otra vez. Tradicionalmente se ha tratado a estas personas mediante el modelo catártico, es decir haciendo reexperimentar la experiencia dolorosa al paciente. No obstante, mi experiencia me muestra que las personas encuentran otras maneras de resolver estos abusos si tienen oportunidad. La valoración, la inclusión y el permiso son los antídotos para el sentimiento de devaluación, culpa y de desapego. Lo esencial es invitar al cliente a permitir y valorar todo aquello que sienta, perciba, intuya o experimente. Podemos pedirle que lleve un diario, o que dialogue con los aspectos devaluados de si mismo y les dé un mensaje permisivo algo como «Déjate llevar, siente lo que sientes y, simplemente, sé tú mismo en dónde estés. Dar permiso a sentir cosas opuestas como amor y odio a la vez, o desear una cosa y no desearla. Por ejemplo, desear tener relaciones sexuales y, a la vez, no desearlo. Es muy tranquilizador saber que puedes sentir dos cosas al mismo tiempo o sentir algo y su contrario. Por último, ayudar a la persona a orientarse al futuro con esperanza. Crear un futuro con nuevas posibilidades.

Cetebreu: ¿Puede aplicarse su método de trabajo en personas que padecen enfermedades graves tanto mentales como físicas?

O’Hanlon: Pienso que mi trabajo propone cosas que pueden aplicarse en muchos contextos y, por supuesto en dolencias que podemos considerar graves. No creo que curemos la enfermedad, si es que la hay, pero podemos ayudar a la persona cooperando en encontrar maneras de estar mucho mejor. Y podría ser que él/ella se olvidara de que padece esta enfermedad y puede que también los demás se olviden de que la tiene. Los terapeutas de posibilidades negociamos cosas que podemos ayudar a arreglar. Y bien mirado existen muchas cosas que tenemos el poder de cambiar. Pequeños cambios pueden marcar grandes diferencias entre estar bien y estar mal. Podemos lograr pequeñas cosas, una tras otra y éstas se convierten en algo más grande. Como decía Abraham Lincoln, «Lo mejor del futuro es que viene día a día».

Cetebreu: Muchas personas padecen en su familia problemas con sus hijos, ¿Cuál piensas que es el origen de estas dificultades? ¿La educación? ¿La escuela?

O’Hanlon: La gente suele venir a terapia familiar con dos expectativas. Que les libremos de sus problemas o que les culpemos de ellos. Nosotros intentamos que se centren y participen activamente en la producción del cambio. Y eso puede valer para los demás ámbitos, la escuela o la educación. Consideramos a las familias expertas en sus problemas así que les pedimos su colaboración para realizar movimientos. Frente a un problema, los comportamientos de los terapeutas dependen de la formación que tienen, los terapeutas conductuales ven problemas de conducta y aprendizaje, los psicoanalistas ven asuntos pasados no resueltos, los terapeutas familiares ven vinculaciones secretas, alianzas, etc. Mara Selvini, la creadora de la famosa escuela terapéutica de Milán solía decir que cuando un psicólogo tuviera una hipótesis no se casara con ella, yo aún diría más, ni siquiera debería citarse con ella. Quiero decir que cada caso particular tiene su propia manera de abordar el problema y lograr una solución y para eso es muy importante la co-laboración entre terapeuta y consultante. El terapeuta debe estar abierto a escuchar y a ser muy flexible para poder ayudar a una familia. Como consecuencia de esta escucha, puede que lleguemos a la conclusión de que todos estén replica watches implicados de alguna manera en mantener el problema, la escuela, la familia, o… ¡Hasta el propio terapeuta!

Cetebreu: Muchas gracias, Bill, por este tiempo que nos has dedicado y por compartir con nosotros tus ideas

O’Hanlon: Alguien dijo en una ocasión que si dos personas se intercambian un billete de un dólar, cada uno se va con un dólar, sin embargo, si dos personas se intercambian una idea, cada uno de los dos se marcha con dos ideas, así pues creo que es buen negocio esto del intercambio de ideas.